Todos los días cuando vamos al club Comelibros nos llevamos el carnet de la biblioteca y nuestra bolsa del club porque todas las semanas nos llevamos libros para leer en casa. Cada uno elegimos el cuento o libro que nos llama la atención, que nos gusta. Leticia siempre tiene preparados un montón de libros en las novedades y sugerencias según la época del año. Sandra también nos suele recomendar libros que a ella le han gustado.

Pero hace un par de semanas fue Lucía la que le recomendó un libro a Sandra. “La biblioteca de los ratones” de Carmen García Iglesias, editado por Lata de Sal.

Esta es la sinopsis del libro:

Gestionada por estos roedores, la biblioteca presta libros a todos los animales del bosque y causa sensación. Pero un día, unas ratas (intrigadas por el éxito de los libros) deciden comérselos y dejan vacía la biblioteca. Los ratones se unen para fabricar libros y para viajar en el tiempo y espacio en busca de sus autores y autoras. ¿Conseguirán salvar la biblioteca destruida?

El libro le había gustado mucho a Lucía y por eso se lo recomendó a Sandra. A ella también le gustó mucho, pero cuando comentamos después el libro en el club surgió una duda.

Antes de que las ratas se coman los libros aparece otro episodio en el que tienen que buscar la solución a cómo enfrentarse a unos pequeños insectos “comepapeles”. La solución la hallan contratando a dos familias de murciélagos, pero lo que hacen los murciélagos es darles de comer cartón a los insectos para que no se coman los libros. Y aquí fue donde todos nos empezamos a preguntar:

¿Por qué en vez de darles cartón no se los comen los murciélagos siendo que los insectos son su comida habitual?

¿Para qué contratan a los murciélagos si para darles de comer cartón a los “comepapeles” también podrían hacerlo los ratones?

Y si les echan cartón a los insectos, ¿no habrá más insectos “comepapeles” que se coman los libros?

¿No habrá buscado esa solución la escritora porque cree que a las niñas y niños no les gustan que los murciélagos se coman otros animales?

Ay, madre, ¡cuántas preguntas! Ojalá pudiera contestarnos Carmen García Iglesias.

Pero es que como nos gusta tanto hablar, nos pusimos a debatir y buscamos en clase varias soluciones si en nuestra biblioteca tuviéramos el problema de los “comepapeles”:

Invitar al flautista de Hamelin para que se llevara a todos los bichos con su música.

Si la comunidad de “comepapeles” vive como las abejas, cogeríamos al jefe o a la reina y nos lo llevaríamos a otro sitio para que toda la comunidad también se fuera.

O por último, que los murciélagos se comieran a los bichos y no tenerlos a régimen.

Lo cierto es que nos ha gustado mucho esta historia, es genial poder recomendarnos libros entre unos y otras, y sobre todo, debatir y fantasear después de leerlos.

Buscad “La biblioteca de los ratones” y contadnos qué os parece y qué haríais con los “comepapeles”. Seguro que pasáis tan buen rato como nos ha hecho pasar a nosotras Carmen García Iglesias.

Sandra y los comelibros.